martes, 20 de abril de 2010

De cómo nos dió por ir al monte

He ahí la cuestión.Por mucho que le damos vuelta a la cabeza, no nos explicamos en qué momento
surgió en nosotras el gusanillo de subir montes y hemos llegado a la conclusión de que será un extraño virus que hemos incubado en algún momento y que, al parecer, aún sigue presente (esperamos una larga vida al mismo).

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